Sin embargo, su felicidad se ve truncada cuando el hombre muere, dejando a la mujer con el corazón roto. Llora por su amor perdido, pero encuentra consuelo en la música que crearon juntos. Las canciones que cantaron se convierten para ella en una forma de conectarse con su memoria y mantener vivo su espíritu.
Conforme pasa el tiempo, la mujer descubre que su amor por su pareja perdida aún es fuerte y encuentra una manera de expresar sus sentimientos a través de su propia música. Escribe y canta canciones que celebran su amor y la alegría que compartieron.
De esta manera, la canción número 14 se convierte en un símbolo del poder duradero del amor y la capacidad de la música para trascender la pérdida y brindar consuelo. Es un recordatorio de que incluso cuando alguien a quien amamos se ha ido, el amor que compartimos puede seguir vivo a través de la música que creamos juntos.