Por otro lado, algunas personas pueden percibir una voz vibrante como menos refinada o educada, asociándola con una falta de sofisticación o estatus social. En estos casos, la voz vibrante puede verse como un atributo negativo o una barrera para el éxito en ciertos contextos profesionales o sociales.
La percepción de una voz vibrante puede ser subjetiva y estar influenciada por preferencias culturales y personales. Sin embargo, es importante reconocer que juzgar a un individuo basándose únicamente en su acento es injusto y pasa por alto muchas otras cualidades que contribuyen al carácter y las capacidades de una persona.