1. Elige una canción que conozcas bien y con la que te sientas cómodo. Será más fácil mantener el tono y el ritmo si conoces la melodía y la letra por dentro y por fuera.
2. Utilice un metrónomo u otro dispositivo que le ayude a mantenerse en el tiempo. Cuando no tienes música para seguir, puede ser fácil desviarte del tema, por lo que un metrónomo puede ayudarte a mantener un tempo constante.
3. Visualiza la partitura cuando estés cantando. Podrás recordar melodías y letras cuando utilices este método si estás familiarizado con las notaciones musicales. Si la música aparece en tus pensamientos, probablemente te inspirará para tararearla.
4. Grábate y escucha tu interpretación. Esto puede ayudarte a identificar áreas en las que necesitas mejorar, como el tono, el ritmo o el tono.
5. ¡Practica, practica, practica! Cuanto más cantes sin música, mejor lo lograrás.