La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como "posiblemente cancerígenos para los humanos". Esta clasificación se basa en evidencia limitada de estudios que han encontrado una posible asociación entre la exposición a ondas de radio y el cáncer. Sin embargo, la OMS también ha declarado que se necesitan más investigaciones para confirmar si las ondas de radio son realmente cancerígenas.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) ha declarado que no hay pruebas concluyentes de que los dispositivos inalámbricos causen problemas de salud. Sin embargo, la FDA recomienda que las personas limiten su exposición a las ondas de radio utilizando dispositivos manos libres y manteniéndolos alejados del cuerpo.
La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) establece límites a la cantidad de ondas de radio que pueden emitir los dispositivos inalámbricos. Estos límites están diseñados para proteger a las personas de la exposición a niveles dañinos de ondas de radio.
En última instancia, la decisión de utilizar o no dispositivos inalámbricos es personal. No hay evidencia clara de que los dispositivos inalámbricos sean peligrosos, pero tampoco hay garantía de que sean completamente seguros. Si le preocupa su salud, es posible que desee limitar su exposición a las ondas de radio utilizando dispositivos manos libres y manteniéndolos alejados de su cuerpo.