Las principales potencias de Europa, incluidas Gran Bretaña, Francia, Austria, Prusia y Rusia, participaron en el Concierto de Europa. Estos países se reunían periódicamente para discutir y resolver cuestiones relacionadas con disputas territoriales, políticas económicas y conflictos militares. El objetivo era mantener un equilibrio pacífico de poder y evitar que una nación se volviera demasiado poderosa o agresiva.
El Concierto de Europa no siempre logró prevenir guerras, pero sí ayudó a mantener la paz en Europa durante gran parte del siglo XIX. También estableció el principio de seguridad colectiva, que sostenía que todas las naciones eran responsables de mantener la paz y que cualquier amenaza a una nación era una amenaza para todas.