La música suele tener un patrón regular y repetitivo. Este patrón suele crearse mediante la repetición de una melodía, ritmo o progresión de acordes. La regularidad del patrón crea una sensación de orden y previsibilidad.
El ruido, por otro lado, se caracteriza típicamente por la falta de un patrón regular. Las ondas sonoras del ruido suelen ser irregulares e impredecibles, lo que crea una sensación de caos y desorden.
Otra diferencia entre la música y el ruido es la presencia de armónicos. Los armónicos son frecuencias adicionales que acompañan a la frecuencia principal de una onda sonora. La música suele contener armónicos, que le dan un sonido más rico y complejo. El ruido, por otro lado, normalmente no contiene tantos armónicos, lo que le da un sonido más plano y apagado.
Por último, la música y el ruido se distinguen por su impacto emocional. La música suele tener la capacidad de evocar emociones, como felicidad, tristeza o excitación. El ruido, por otro lado, suele asociarse con emociones negativas, como molestia, estrés o ansiedad.
Por supuesto, existen algunas excepciones a estas reglas generales. Algunos tipos de música pueden ser disonantes e impredecibles, mientras que algunos tipos de ruido pueden ser rítmicos y agradables. Sin embargo, en general, la música y el ruido se pueden distinguir por sus diferentes formas y patrones.