Por ejemplo, un compositor que escribe una pieza de música clásica para una orquesta sinfónica podría tener en mente una audiencia de asistentes a un concierto que están familiarizados con la música clásica y la disfrutan. Por otro lado, un compositor que escribe una canción pop podría tener en mente una audiencia más amplia de personas que disfrutan de la música popular.
En algunos casos, los compositores también pueden considerar la demografía o las características específicas de su público objetivo, como su edad, nacionalidad o antecedentes culturales. Esto puede ser especialmente importante para los compositores que crean música para un propósito o evento específico, como la banda sonora de una película o una pieza musical para una celebración cultural o religiosa en particular.
Al considerar su público objetivo, los compositores pueden crear música que se adapte a sus necesidades e intereses específicos, lo que puede aumentar las posibilidades de que las personas que la escuchan disfruten y aprecien la música.