Normas culturales y sociales: A lo largo de la historia, la composición musical ha sido considerada en gran medida una profesión masculina, y las mujeres a menudo eran excluidas de la educación musical formal y de las oportunidades de exhibir su trabajo.
Falta de reconocimiento: Incluso cuando las mujeres compusieron música, sus contribuciones a menudo fueron pasadas por alto o atribuidas a compositores masculinos. Se enfrentaban a prejuicios y discriminación dentro de la industria musical y tenían menos posibilidades de reconocimiento y éxito en comparación con sus homólogos masculinos.
Barreras en educación y desempeño: Las mujeres tenían un acceso limitado a la formación, la educación y la tutoría musical, lo que obstaculizaba su capacidad para desarrollar sus habilidades y alcanzar fama como compositoras.
Instituciones y organizaciones musicales dominadas por hombres: La industria musical y el mundo de la música clásica estaban predominantemente dominados por hombres, con orquestas, teatros de ópera y editoriales dirigidos por hombres. Esto dificultó que las compositoras pudieran interpretar o publicar su música.
Prácticas de desempeño: En muchos períodos históricos, se disuadió o restringió a las mujeres de tocar ciertos instrumentos o participar en actuaciones públicas. Esto limitó aún más su visibilidad y oportunidades de reconocimiento como compositores.
Roles y expectativas de género: Los roles de género en la sociedad esperaban que las mujeres se concentraran en los deberes domésticos y las responsabilidades familiares, dejando menos tiempo y espacio para seguir una carrera musical profesional.
Es importante señalar que este patrón de dominio masculino en la composición musical no es absoluto y ha evolucionado con el tiempo. Si bien estos factores han contribuido a la prominencia histórica de los compositores masculinos, ha habido muchas compositoras talentosas y exitosas a lo largo de la historia que han hecho contribuciones significativas al campo de la música. En las últimas décadas, se han realizado esfuerzos para rectificar el desequilibrio de género y reconocer los logros de las compositoras, lo que ha llevado a una mayor visibilidad y reconocimiento de su trabajo.