Cuanto más alta es la frecuencia de una nota, más alto es su tono, y cuanto más baja es la frecuencia, más bajo es su tono. La convención de llamar a las notas agudas "altas" y a las notas graves "graves" se basa en la forma en que percibimos el sonido. Cuando una onda de sonido tiene una frecuencia más alta, corresponde a un tono más alto, que asociamos con ser "alto". Por el contrario, cuando una onda sonora tiene una frecuencia más baja, corresponde a un tono más bajo, que asociamos con ser "bajo".
Este concepto es evidente en los instrumentos musicales. Por ejemplo, en un piano, las teclas de la derecha producen notas más agudas en comparación con las teclas de la izquierda. Las cuerdas de una guitarra también están dispuestas de manera similar, con las cuerdas más agudas ubicadas hacia arriba y las cuerdas más graves hacia abajo.
Los términos "alto" y "bajo" se utilizan ampliamente en música para describir el tono de las notas y melodías, ayudando a los músicos y oyentes a comprender y transmitir las características tonales de una pieza musical.