Generalmente se considera que el primer precursor del piano es el dulcimer, un instrumento de cuerda con una caja armónica trapezoidal y martillos manejados por las manos del intérprete para golpear las cuerdas.
A finales del siglo XVII, el fabricante de instrumentos italiano Bartolomeo Cristofori refinó el dulcimer añadiendo un mecanismo que utilizaba palancas, martillos y amortiguadores para golpear las cuerdas. Este mecanismo permitió un mayor control y expresividad al tocar, permitiendo producir notas con dinámica y timbre variables. Cristofori llamó a su invento "gravicembalo col piano e forte", que significa "clavecín con sonido suave y fuerte".
Durante el siglo XVIII, otros fabricantes de instrumentos comenzaron a experimentar con el diseño de Cristofori e introdujeron más refinamientos y modificaciones. En 1711, Cristofori hizo otra mejora significativa al agregar un mecanismo llamado "escape", que permitía que los martillos volvieran rápidamente a su posición original después de golpear las cuerdas, lo que permitía al intérprete repetir notas rápidamente.
El término "pianoforte", una combinación de "piano" (suave) y "forte" (fuerte), comenzó a usarse más ampliamente en el siglo XVIII para describir estos nuevos instrumentos. Finalmente se redujo a "piano".
Gottfried Silbermann, un fabricante de instrumentos alemán, hizo varias contribuciones importantes al desarrollo del piano en el siglo XVIII. Refinó el mecanismo de acción, mejoró la tapa armónica y las cuerdas e introdujo el uso de un marco de madera en lugar de una caja de madera, lo que dio como resultado un instrumento más robusto y estable.
A principios del siglo XIX, el fabricante de pianos inglés John Broadwood introdujo nuevas mejoras en el piano introduciendo un nuevo tipo de mecanismo de acción que era más sensible y duradero. También experimentó con diferentes materiales para las cuerdas, cajas de resonancia y marcos para mejorar el sonido y la longevidad del instrumento.
Casi al mismo tiempo, el fabricante de pianos francés Sébastien Érard desarrolló la acción de doble escape, que permitía una repetición de notas aún más rápida. También introdujo el uso de marcos metálicos, que proporcionaban una mayor resistencia estructural y permitían una mayor tensión de las cuerdas, lo que daba como resultado un sonido más fuerte y potente.
A lo largo de los siglos XIX y XX, se realizaron muchas otras innovaciones y refinamientos en el piano, como la incorporación de pedales para sostener y amortiguar el sonido, la adición de más octavas y el desarrollo de varios mecanismos de acción.
Por lo tanto, el primer piano no fue un invento singular, sino más bien una evolución gradual y un refinamiento de instrumentos de cuerda anteriores, con contribuciones de numerosos fabricantes de instrumentos a lo largo de varias décadas.