Niccolò Paganini escribió 24 Caprichos para violín solo entre 1802 y 1817, y su capricho número 21 es ampliamente considerado como el más desafiante. Es el único de los caprichos en tono menor, y esto le da un sonido distintivamente oscuro y dramático. También presenta digitación rápida, armónicos complejos y un alto nivel de dificultad técnica. El propio Paganini era conocido por sus prodigiosas habilidades con el violín, y era el único que podía realizar todos sus caprichos. Incluso hoy en día, es raro el violinista que pueda tocar el capricho número 21 sin cometer errores.