1. Grietas: El agua puede filtrarse por pequeñas grietas o hendiduras de la boquilla, provocando que la madera se hinche y eventualmente se agriete. Esto es especialmente cierto en el caso de boquillas fabricadas con materiales naturales como la madera o la ebonita.
2. Deformación: El agua puede hacer que la boquilla se deforme o deforme. Esto puede afectar la entonación y la facilidad de ejecución del instrumento.
3. Óxido: Si la boquilla es de metal, el agua puede oxidarla. El óxido puede dañar el acabado de la boquilla y dificultar la ejecución.
4. Crecimiento bacteriano: El agua también puede fomentar el crecimiento de bacterias y moho en la boquilla. Esto puede hacer que la boquilla se decolore y se vuelva insalubre.
5. Afectando el sonido: El agua también puede afectar el sonido del clarinete. Puede hacer que el sonido sea amortiguado o distorsionado y puede hacer que sea más difícil articular notas con claridad.
Para evitar daños causados por el agua, es importante mantener seca la boquilla del clarinete. Esto se puede hacer mediante:
- Limpiar la boquilla con un paño seco después de cada uso.
- Guardar la boquilla en un lugar seco
- Evitar exponer la boquilla a temperaturas o humedad extremas
Si su boquilla se moja, séquela lo antes posible. Esto ayudará a evitar que se produzcan daños.