Los martillos marchantes aparecen por primera vez en la película cuando el padre de Pink se marcha a la guerra, dejando atrás a su hijo. También están presentes cuando Pink se ve obligado a asistir a un internado estricto y opresivo, donde es sometido a una dura disciplina y manipulación psicológica. Los martillos regresan más adelante en la película, cuando Pink se convierte en una estrella de rock exitosa, pero se encuentra atrapada en un ciclo de exceso y autodestrucción.
Los martillos en marcha son un símbolo poderoso e inquietante que representa las fuerzas deshumanizadoras que pueden destruir la individualidad y la libertad de una persona. Son una advertencia sobre los peligros del conformismo y la búsqueda de posesiones materiales, y nos recuerdan que incluso las personas más poderosas y exitosas pueden ser víctimas de estas fuerzas.