1. Patrimonio musical de Viena: Viena es famosa por su rico patrimonio musical, que se remonta al siglo XVIII. La ciudad ha sido el hogar de algunos de los más grandes compositores, músicos y directores, incluidos Wolfgang Amadeus Mozart, Franz Schubert, Johann Strauss y Gustav Mahler. Asistir a la sinfónica fue visto como una forma de sumergirse en esta rica tradición musical y apreciar las obras de estas figuras legendarias.
2. Prestigio social: Asistir a la sinfónica se consideraba un signo de estatus social y elegancia en la sociedad vienesa. Los conciertos sinfónicos eran frecuentados a menudo por las altas esferas de la sociedad, incluida la realeza, aristócratas, diplomáticos e intelectuales. Ser visto en la sinfónica era una forma de demostrar el gusto refinado y la posición social de uno.
3. Enriquecimiento cultural: La sinfonía ofreció una oportunidad de enriquecimiento cultural y estimulación intelectual. Las actuaciones incluyeron no sólo música clásica sino también obras contemporáneas, lo que permitió a los asistentes mantenerse al día con las últimas tendencias musicales y ampliar sus conocimientos musicales.
4. Virtuosidad musical: Las orquestas sinfónicas de Viena eran famosas por su excepcional musicalidad y virtuosismo. El Konzerthaus y el Musikverein, dos de las salas de conciertos más prestigiosas de Viena, proporcionaron un entorno ideal para apreciar la habilidad y el talento de estos músicos de talla mundial.
5. Reunión comunitaria: La sinfonía también fue vista como un lugar donde la comunidad podía reunirse y compartir una experiencia musical colectiva. Brindó una oportunidad para la interacción social, el intercambio cultural y un sentido de pertenencia.