- Se ha descubierto que la música de tempo lento (60-80 latidos por minuto), como la música clásica o los sonidos de la naturaleza, reduce el estrés y mejora la consolidación de la memoria, el proceso de convertir recuerdos a corto plazo en recuerdos a largo plazo.
- La _música alegre_ con un tempo de 120-140 pulsaciones por minuto, como el pop o el rock, puede mejorar el rendimiento cognitivo y el estado de alerta, lo que la hace beneficiosa para tareas que requieren concentración y atención.
- Escuchar _música con letra_ puede mejorar la memoria verbal, ya que el cerebro asocia la letra con la melodía, facilitando el recuerdo de la información.
- Se ha descubierto que la música sin letra (por ejemplo, clásica, jazz) mejora la memoria espacial, que es importante para la navegación y la comprensión de las relaciones espaciales.
- La música con un ritmo fuerte y rítmico puede sincronizarse con las ondas cerebrales, lo que aumenta la excitación y mejora el rendimiento en tareas que requieren coordinación y sincronización, como los deportes o el baile.
- Escuchar _música familiar_ puede evocar emociones y recuerdos asociados con esa música, lo que la hace útil como herramienta para recordar o mejorar el estado de ánimo.
- Escuchar música nueva o desconocida puede desafiar el cerebro y conducir a una mayor flexibilidad cognitiva y pensamiento creativo.
- Es importante tener en cuenta que las _preferencias individuales_ y las respuestas emocionales a diferentes tipos de música también influyen en cómo afectan la memoria y la cognición.