- "Lux Aeterna" de la ópera Réquiem de Giuseppe Verdi.
- "Aleluya" del oratorio Mesías de George Frideric Handel.
- "Ave María" del ciclo de canciones Liederkreis de Franz Schubert.
- "Clair de Lune" de la Suite bergamasca de Claude Debussy.
- "Agnus Dei" del Adagio para cuerdas de Samuel Barber.
- "La alondra ascendente" de Ralph Vaughan Williams.
- "Nimrod" de las Variaciones Enigma de Edward Elgar.
- "El cisne" del Carnaval de los animales de Camille Saint-Saëns.
- "Gymnopédie nº 1" de Erik Satie.
Estas piezas son conocidas por su belleza, poder emocional y capacidad de evocar un sentido de trascendencia o espiritualidad en los oyentes. A menudo presentan melodías altísimas, ricas armonías y texturas delicadas, y suelen ser interpretadas por instrumentos o voces con un sonido puro y etéreo.