1. Impacto inicial :
Cuando la punta del lápiz golpea el escritorio, provoca una perturbación mecánica, creando una vibración de ida y vuelta en el escritorio.
2. Ondas de compresión :
Estas vibraciones generan una serie de ondas de compresión en el aire circundante. A medida que el escritorio vibra, empuja las moléculas de aire más juntas, creando áreas de alta presión o compresión.
3. Ondas de rarefacción :
Después de la compresión, el movimiento del escritorio cambia de dirección, haciendo que el aire vuelva a su estado original. Esto crea zonas de baja presión llamadas ondas de rarefacción.
4. Ciclos alternos :
La vibración del escritorio produce un patrón de compresiones y rarefacciones alternas, que forman ondas sonoras. Estas ondas sonoras viajan por el aire a una velocidad fija, unos 343 metros por segundo (768 millas por hora) a temperatura ambiente.
5. Transferencia de Energía :
A medida que las ondas sonoras viajan a través del aire, hacen que sucesivas moléculas de aire vibren y pasen la energía mecánica de una molécula a otra. Esta reacción en cadena de vibraciones permite que el sonido se propague por el aire.
6. Recepción y Percepción :
Las ondas sonoras finalmente llegan a los oídos del estudiante. Cuando las ondas sonoras ingresan al canal auditivo, hacen que el tímpano vibre en sincronía con las compresiones y rarefacciones alternas. Esta vibración se transmite al oído interno, donde se convierte en señales eléctricas y el cerebro las interpreta como sonido.
En resumen, cuando un estudiante golpea un lápiz con un lápiz sobre un escritorio, las vibraciones creadas por el impacto generan una serie de ondas de compresión y rarefacción en el aire, que se propagan hacia afuera y nos permiten percibir el sonido.