Sin embargo, los niños no siempre fueron bienvenidos en el Globo. Si fueran demasiado ruidosos o perturbadores, serían expulsados. Pero en su mayor parte, los niños fueron tolerados e incluso alentados a participar en las representaciones.
La presencia de niños en el teatro Globe es un recordatorio de que las obras de Shakespeare no eran sólo para adultos. También eran para niños y estaban destinados a que todos los disfrutaran.