Un día, Laura recibe una nueva paciente, una joven llamada Cristina, que permanece muda desde que sus padres murieron en un accidente automovilístico. El estado traumatizado de Cristina se debe al accidente automovilístico que también acabó con la vida de sus padres, dejándole una profunda cicatriz psicológica.
Cuando Laura comienza a trabajar con Cristina, descubre que la niña no es la única niña del centro que lucha con problemas emocionales profundamente arraigados. Cada niño tiene su historia única de dolor y trauma.
Laura rápidamente desarrolla un vínculo con Cristina y los otros niños a medida que se abren a ella y le confían sus miedos y secretos más profundos. Se entera de que muchos han experimentado abuso, negligencia y abandono. Sus cicatrices emocionales son profundas y los han dejado sintiéndose perdidos y solos.
Decidida a ayudarlos a sanar, Laura emplea varias técnicas terapéuticas para ayudarlos a procesar su trauma y comenzar el viaje de recuperación. A través de arteterapia, musicoterapia y sesiones grupales, los niños comienzan a expresar sus emociones reprimidas y poco a poco reconstruyen su confianza en el mundo.
A lo largo de la película, se revela que la propia Laura no es inmune a las luchas emocionales. Lleva consigo sus traumas y ansiedades personales, derivados de su infancia, a los que se enfrenta cuando se relaciona con los niños.
Mientras se sumerge en la vida de los niños y su proceso de curación, Laura comienza a formar fuertes vínculos con ellos. Sus historias la conmueven profundamente y está decidida a ayudarlos a encontrar la felicidad y la esperanza para el futuro.
Sin embargo, el director del centro, Simón, está cada vez más preocupado por la intensa implicación de Laura con los niños y su enfoque poco convencional de la terapia. Cree que puede ser más perjudicial que beneficioso. Laura se siente frustrada por su escepticismo y sus metodologías contradictorias, y la tensión entre ellos aumenta.
En una escena crucial, Cristina decide afrontar su dolor reprimido hablando finalmente sobre el accidente automovilístico y la pérdida de sus padres. Su acto de valentía inspira a los otros niños a enfrentar sus propios demonios, lo que resulta en un poderoso avance.
A medida que los niños avanzan en su viaje de curación, comienzan a formar amistades profundas y a apoyarse mutuamente a través de sus experiencias compartidas. Laura es testigo de su transformación y se da cuenta del impacto positivo que ha tenido en sus vidas.
Sin embargo, la película da un giro oscuro cuando Simón insiste en administrar terapia de electroshock a uno de los niños, alegando que es la única forma eficaz de curarlo. Laura se opone vehementemente a este tratamiento por temor a que pueda dañar a los niños.
En un enfrentamiento climático, Laura expone a las autoridades las prácticas poco éticas del centro, lo que lleva al arresto de Simón. El centro se cierra y los niños son internados en centros de atención más adecuados.
Posteriormente, Laura reflexiona sobre el impacto que ha tenido en los niños y las lecciones que ha aprendido de ellos. "Niños" sirve en última instancia como un poderoso comentario sobre la resiliencia y la fortaleza de los niños que han enfrentado un trauma inmenso y el papel crucial de la empatía y la comprensión para ayudarlos a sanar.