Comportamiento en el escenario: Mostró un comportamiento impredecible en el escenario, desde actos de espontaneidad hasta obscenidades verbales, lo que a menudo generó controversia y chocó con las expectativas sociales sobre cómo debían comportarse los artistas masculinos en la década de 1960.
Contenido lírico: Muchas de las canciones de Morrison contienen referencias a temas delicados como el consumo de drogas, la sexualidad y los sentimientos antisistema. Este contenido fue considerado inaceptable o controvertido por ciertos segmentos de la sociedad.
Trucos publicitarios y arrestos: El comportamiento de Morrison fuera del escenario contribuyó a su controvertida reputación. Era propenso a realizar exhibiciones públicas de ebriedad y fue arrestado varias veces por exhibicionismo.
Representación de los medios: Las acciones de Morrison fueron a menudo sensacionalistas por los medios, amplificando aún más su imagen como una figura decorativa del rock asociada con la rebelión y la controversia.
Simbolismo religioso: Morrison incorporó elementos de espiritualidad, mitología y chamanismo en su música y presencia escénica. Este enfoque podría verse como un desafío o una burla de las creencias y prácticas religiosas establecidas.
Muerte y Mitología: La prematura muerte de Morrison a una edad temprana aumentó su encanto y mística. Se convirtió en un ícono de la filosofía de la época de "vive rápido, muere joven", realzando aún más su personalidad.