El niño miró a Bob y dijo:"Señor, ¿puede prestarme un dólar?"
Bob metió la mano en el bolsillo y le entregó un dólar al niño. El niño le dio las gracias y salió corriendo a comprar algunos bocadillos.
Bob siguió viendo el partido, pero no pudo evitar pensar en el niño. Se preguntó por qué había pedido dinero y qué planeaba hacer con él.
Después de un rato, el juego terminó y Bob decidió ir a buscar al niño. Lo encontró sentado en el mismo banco, comiendo sus bocadillos.
"Oye, chico", dijo Bob, "tengo curiosidad, ¿qué hiciste con el dólar que te di?"
El niño lo miró y dijo:"Lo guardé en mi bolsillo, señor".
Bob se rió y dijo:"¿Eso es todo? ¿No compraste nada?".
El niño sonrió y dijo:"No quería nada, señor. Sólo quería ver si usted era una persona confiable".
Bob quedó conmovido por el gesto del niño. Metió la mano en su bolsillo, sacó un puñado de dólares y se los entregó al niño.
"Toma, toma esto", dijo. "Eres una buena persona y mereces tener algo de dinero".
Los ojos del niño se iluminaron y le agradeció efusivamente a Bob. Salió corriendo a jugar con sus amigos, dejando a Bob con un sentimiento cálido en su interior.