Al mismo tiempo, las brujas también habrían sido vistas como figuras de misterio e intriga. Su aparición en el escenario habría sido recibida con una sensación de anticipación, ya que el público habría estado ansioso por ver cómo sus acciones influirían en los acontecimientos de la obra. La naturaleza oscura y misteriosa de las brujas habría añadido un elemento de suspenso y emoción a la obra, y su presencia habría mantenido al público al borde de sus asientos.
Además, las brujas habrían proporcionado un sentido de comentario moral sobre la acción de la obra. Sus interacciones con Macbeth y los demás personajes habrían servido como recordatorio de los peligros de la ambición y la influencia corruptora del poder. El público se habría quedado con una sensación de inquietud e incertidumbre al considerar las implicaciones morales de las acciones de las brujas y su impacto en las vidas de los personajes.