Sin embargo, existen algunas excepciones a esta regla. Por ejemplo, si un actor tiene un disfraz particularmente icónico, el estudio puede permitirle conservarlo como recuerdo. Además, algunos actores pueden negociar con el estudio para comprar sus disfraces una vez terminada la película.
En general, es raro que los actores puedan conservar la ropa de una película. La mayoría de las veces, los disfraces son propiedad de la productora y se reutilizan en otras producciones.