1. Aristócratas y Nobleza:
La clase alta, incluidos los miembros de la corte real, la aristocracia y la nobleza, eran clientes frecuentes del teatro. Disfrutaban de las obras de teatro como forma de entretenimiento y, a menudo, patrocinaban compañías teatrales o tenían sus propios teatros privados.
2. Gentilidad:
La nobleza, que incluía a ricos terratenientes, comerciantes y profesionales, también asistía a las obras con regularidad. Estaban interesados en los aspectos culturales e intelectuales del teatro y apreciaban las interacciones sociales durante las representaciones.
3. Ciudadanos de clase media:
La clase media, formada por comerciantes, artesanos y comerciantes, constituía una parte importante del público del teatro. Asistían a obras de teatro como forma de ocio y relajación.
4. Estudiantes:
Los estudiantes de universidades y Inns of Court (sociedades jurídicas) eran ávidos asistentes al teatro. Se sentían particularmente atraídos por obras que abordaban temas intelectuales o políticos.
5. Aprendices:
Los aprendices, jóvenes que estaban aprendiendo un oficio, asistían frecuentemente a las obras de teatro como forma de entretenimiento y para escapar de los rigores de su trabajo.
6. Siervos y Trabajadores:
Siervos, jornaleros y otras personas de la clase trabajadora también formaban parte del público. Se sentían atraídos por obras que ofrecían un escape de sus rutinas diarias y les brindaban una oportunidad para socializar.
7. Mujeres:
Asistían a las obras mujeres de diferentes clases sociales, aunque su presencia estaba regulada por normas y expectativas sociales. Las mujeres de clase alta solían acompañar a sus maridos o parientes varones, mientras que las mujeres de clases sociales más bajas asistían en grupos mixtos.
Es importante señalar que la disposición de los asientos en los teatros isabelinos a menudo reflejaba el estatus social, con las clases altas ocupando las áreas de asientos más cómodas y caras, mientras que las clases bajas se encontraban en los "groundlings" o "patio" cerca del escenario.