La afirmación de Hamlet sobre el matrimonio puede interpretarse de varias maneras. En cierto nivel, podría verse como un comentario sobre la inevitabilidad de la muerte. Hamlet sugiere que, independientemente del estado civil u otras circunstancias, la muerte es, en última instancia, inevitable para todos excepto para una persona. Esta interpretación se alinea con el tema subyacente del soliloquio, que aborda el miedo a la muerte y la incertidumbre de lo que vendrá después.
Otra posible interpretación es que Hamlet expresa un sentimiento de envidia o arrepentimiento hacia quienes ya están casados. Puede sentir que el matrimonio ofrece una sensación de estabilidad, compañerismo y satisfacción que le falta en su propia vida. Esta interpretación se relaciona con el complejo estado emocional de Hamlet a lo largo de la obra, que se caracteriza por sentimientos de aislamiento, melancolía y desilusión.
En última instancia, la afirmación de Hamlet sobre el matrimonio está abierta a múltiples interpretaciones y sirve para enriquecer la complejidad y profundidad general del soliloquio. Refleja la naturaleza introspectiva de Hamlet y la profundidad de su contemplación filosófica mientras lidia con las cuestiones fundamentales de la vida.