Érase una vez, en un pintoresco pueblo llamado Wordington, vivían tres entusiastas de las palabras llamados Alex, Ben y Cindy. A Alex le encantaba explorar sinónimos, palabras que compartían significados similares. Su frase fluyó como un río:"El verde parque ofrecía un tranquilo santuario a los habitantes de la ciudad".
La pasión de Ben eran los antónimos:palabras con significados opuestos. Sus palabras bailaron mientras decía:"El colosal roble se mantuvo desafiante, su imponente presencia contrastaba marcadamente con el diminuto árbol joven cercano".
La fascinación de Cindy residía en los homónimos:palabras con la misma ortografía o sonido pero con diferentes significados". Su creatividad brilló cuando compartió este acertijo:"Ambos están atados a un árbol y el primero en levantarse pierde". (Respuesta:una corbata y un cordón de zapato).
Un día, el trío decidió emprender un viaje para explorar el mundo de los sinónimos, antónimos y homónimos. Empacaron sus diccionarios de palabras y cuadernos y se dirigieron al bosque cercano, que susurraba antiguos secretos.
Mientras se aventuraban más profundamente en el bosque, llegaron a un claro místico lleno de hongos brillantes. Estos hongos tenían un poder especial:cada uno emitía una palabra. Emocionados, Alex, Ben y Cindy arrancaron con entusiasmo un hongo cada uno.
El hongo de Alex emitió la palabra "enorme". El hongo de Ben brillaba con la palabra "pequeño". El hongo de Cindy decía "sonido".
Emocionados con sus nuevas palabras, decidieron escribir un poema juntos, combinando sus conocimientos de sinónimos, antónimos y homónimos. Esto es lo que crearon:
En el corazón del bosque, donde crece la maravilla,
Nos encontramos con el maravilloso brillo de un hongo.
Alex encontró una palabra tan vasta y amplia,
Enorme, expansivo, un señor poderoso.
El hongo de Ben habló con un tono diferente.
Pequeño, diminuto, un mundo desconocido.
Y el hongo de Cindy, con su gracia sonora,
Sonido, una vibración que llena cada espacio.
De sinónimos a antónimos, jugamos,
Abrazando las palabras en todos los sentidos.
El engaño de los homónimos, un giro encantador,
Donde sonido y significado se entrelazan y persisten.
Así que vaguemos y aprendamos, todos amantes de las palabras,
En el reino de Wordington, donde las palabras cautivan.
Porque en esta historia de sinónimos, antónimos y más,
Descubrimos el rico y encantador tesoro del lenguaje.
Cuando terminaron de escribir, el bosque cobró vida con una sinfonía de palabras, revoloteando en el aire y envolviéndolas en un abrazo mágico. Alex, Ben y Cindy se dieron cuenta de que su amor por las palabras los había unido en un vínculo que duraría toda la vida.