La actitud de Creonte hacia su hijo Hemón es particularmente reveladora. Hemón ama a Antígona y quiere casarse con ella, pero Creonte se lo prohíbe. Creonte cree que Antígona es una traidora y no quiere que su hijo se case con un traidor. Haemon intenta razonar con su padre, pero Creonte se niega a escuchar. Le dice a Haemon que debe obedecer sus órdenes o afrontar las consecuencias.
El desafío de Hemón a Creonte le lleva a la muerte. La terquedad y el orgullo de Creonte le impiden ver la verdad sobre Antígona y su amor por Hemón. Como resultado, toma una decisión que le cuesta la vida de su hijo.
La historia de Creonte es una advertencia sobre los peligros del orgullo y la terquedad. Muestra que incluso las personas más fuertes y honorables pueden caer por sus propios defectos.