A medida que avanza el preludio, Chopin introduce texturas adicionales para mejorar la narrativa musical. Una textura notable es el uso de octavas, que crea un sonido completo y resonante. Las octavas se utilizan a menudo en combinación con las semicorcheas en cascada, añadiendo profundidad y potencia a la música.
Otro elemento de textura empleado en Raindrop Prelude es el uso de polirritmos. Los polirritmos ocurren cuando se tocan simultáneamente dos o más patrones rítmicos diferentes. Chopin utiliza esta técnica para crear una sensación de complejidad y movimiento rítmico.
Además de estas texturas primarias, Chopin también incorpora momentos de escasez y sencillez. Esto se puede escuchar en la sección central del preludio, donde la música se vuelve más delicada y etérea. El uso de notas sostenidas y arpegios suaves crea una sensación de calma y reflexión, contrastando con los pasajes más turbulentos de la pieza.
En general, las texturas del Preludio de la gota de lluvia de Chopin van desde patrones en forma de gotas de lluvia en cascada hasta octavas con mucho cuerpo y polirritmos intrincados. Al combinar hábilmente estas diferentes texturas, Chopin crea un tapiz musical rico y variado que captura la esencia de una tormenta, transmitiendo tanto sus aspectos tumultuosos como serenos.