Sin embargo, a medida que avanza la obra, el personaje de Portia evoluciona y ella demuestra su inteligencia, ingenio y determinación para moldear su propio destino. Disfrazada de un abogado llamado Balthazar, interviene en el juicio entre Shylock y Antonio para salvar a su marido, Bassanio. Su inteligente interpretación de la ley y su elocuente defensa de la misericordia no sólo resuelven el conflicto sino que también desafían las nociones predominantes de justicia y venganza.
La transformación de Portia de un objeto pasivo a un agente activo es significativa en el contexto de la obra. Subvierte los roles de género tradicionales y permite a Portia tomar el control de su propia vida e influir en el resultado de los acontecimientos. Al mostrar su destreza intelectual y su orientación moral, Portia emerge como un personaje femenino fuerte y admirable, que desafía las limitaciones impuestas por su sociedad.
A pesar de estos aspectos progresistas, es importante reconocer que "El mercader de Venecia" también contiene elementos que perpetúan estereotipos negativos sobre el pueblo judío y refuerzan los valores patriarcales. Sin embargo, el personaje de Portia destaca como un faro de inteligencia, agencia y compasión en una obra compleja y multifacética que refleja tanto las fortalezas como las limitaciones de la propia época de Shakespeare.