1. Tareas domésticas generales:
Los niños sirvientes eran responsables de una multitud de tareas domésticas generales. Estos podrían incluir:
- Limpieza y barrido de pisos, muebles y alfombras.
- Quitar el polvo y pulir muebles y adornos.
- Limpieza y mantenimiento de chimeneas y hogares.
- Lavado de platos y utensilios de cocina.
- Preparar comidas, especialmente tareas sencillas como pelar verduras o lavar platos.
- Transporte de agua desde pozos o bombas.
2. Cuidado de niños:
Muchos niños sirvientes también tenían la tarea de cuidar a los niños más pequeños del hogar. Ellos harían:
- Ayudar a vestir, alimentar y bañar a los niños más pequeños.
- Jugar con ellos y entretenerlos, incluyendo actividades como leer cuentos o jugar.
- En ocasiones actúa como acompañante o incluso tutor de los niños más pequeños.
3. Lavado y Planchado:
Los niños sirvientes a menudo ayudaban en las tareas de lavandería, entre ellas:
- Lavado y aclarado de ropa a mano en tinas de lavado.
- Colgar la ropa en tendederos para que se seque.
- Planchar ropa con planchas pesadas calentadas en la estufa o chimenea.
4. Diligencias y trabajo externo:
Los niños sirvientes también fueron enviados a hacer recados y realizar tareas fuera del hogar, como:
- Ejecución de mensajes y entrega de paquetes.
- Atender recados en el mercado o comercios.
- Limpiar el jardín, cuidar parterres o recoger leña.
5. Asistencia en Tareas Especializadas:
En algunos hogares, los niños sirvientes pueden ayudar en tareas especializadas, según las necesidades de la familia. Estos podrían incluir:
- Ayudar en la cocina con la preparación de comidas o la repostería.
- Ayudar en el jardín con la siembra, el desmalezado o la cosecha.
- Brindar apoyo a la señora de la casa con labores de costura o bordado.
6. Tareas adicionales:
También es posible que se requiera que los niños sirvientes realicen tareas adicionales, como:
- Limpieza y lustrado de zapatos y botas.
- Encendido de velas y lámparas de aceite.
- Acarrear baldes de agua para uso doméstico.
- Ayudar a montar y recoger la mesa del comedor.
Es importante señalar que las condiciones laborales de los niños sirvientes eran a menudo duras y explotadoras. Trabajaban muchas horas, recibían poco o ningún salario y, a menudo, soportaban abusos verbales o físicos por parte de sus empleadores. Las condiciones de vida eran a menudo hacinadas y antihigiénicas. La sociedad victoriana aceptó y normalizó en gran medida el trabajo infantil, a pesar del sufrimiento y la explotación que implicaba.