1. Curiosidad e influencia de los compañeros: Los niños pueden sentir curiosidad por saber qué hay en las películas restringidas para su grupo de edad y pueden verse influenciados por amigos o compañeros que han visto las películas.
2. Falta de control parental: Es posible que algunos padres desconozcan las clasificaciones de edad de las películas o que sean menos estrictos a la hora de imponer restricciones de edad, permitiendo que sus hijos vean películas que no deberían ver.
3. Exposición al marketing: Los avances de películas, los carteles y las discusiones en línea sobre los próximos estrenos pueden despertar el interés de los niños y hacer que quieran ver las películas.
4. Nivel de madurez: Algunos niños menores de 13 años pueden sentirse más maduros o mayores que su edad y pueden percibir las restricciones de edad como arbitrarias.
5. Deseo de encajar: En ciertos grupos sociales, ver y discutir películas populares con clasificación PG y R puede verse como una forma para que los niños encajen y parezcan más maduros o experimentados ante sus compañeros.
6. Orientación y debate con los padres: Algunos padres pueden permitir que sus hijos vean películas inapropiadas para su edad con la expectativa de que estarán presentes y podrán brindar debates o explicaciones sobre el contenido.
Es importante que los padres hablen con sus hijos sobre las clasificaciones por edades, los motivos detrás de las restricciones de edad y las posibles consecuencias de ver películas que no son apropiadas para su edad. La comunicación abierta y el consumo responsable de medios son cruciales para proteger a los niños de contenidos potencialmente perturbadores o inapropiados.