Los reality shows de televisión a menudo presentan a personas que muestran una confianza exagerada en sí mismos, derechos y una necesidad de atención. Esto puede crear un ambiente donde el narcisismo se normaliza e incluso se recompensa, ya que los concursantes que adoptan comportamientos dramáticos y de búsqueda de atención a menudo obtienen más tiempo frente a la pantalla y popularidad.
Además, el énfasis en la apariencia física y las cualidades superficiales puede contribuir a una cultura de autoobjetivación y a una definición estrecha de la belleza. Esto puede conducir a una mayor conciencia de sí mismo y a una preocupación por los propios atributos físicos, lo que podría exacerbar los rasgos narcisistas.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que los reality shows no existen en el vacío. Reflejan y amplifican las tendencias y valores sociales. Si bien los reality shows pueden contribuir al cultivo de ciertas tendencias narcisistas, también están influenciados por normas y valores culturales más amplios y entrelazados con ellos.
Los críticos también argumentan que los reality shows son simplemente entretenimiento y que los espectadores no deberían tomar el comportamiento retratado al pie de la letra. Afirman que los reality shows son una forma de escapismo y no deben verse como un reflejo de la realidad.
En última instancia, el impacto de los reality shows de televisión en los espectadores individuales depende de una variedad de factores, incluidas las predisposiciones personales, las habilidades de pensamiento crítico y la alfabetización mediática. Si bien los reality shows pueden perpetuar las tendencias narcisistas, es crucial reconocer que es sólo un factor entre muchos que pueden influir en el desarrollo de la personalidad y el comportamiento.