La reputación y el reconocimiento de Shakespeare crecieron principalmente gracias al éxito y la popularidad de sus obras. Sus obras fueron ampliamente representadas durante su época y continuaron representándose después de su muerte. El aprecio y la admiración por la obra de Shakespeare se extendieron por Inglaterra y Europa, pero no hubo premios formales ni ceremonias dedicadas específicamente a honrar sus logros.
Sólo en siglos posteriores, particularmente en los siglos XIX y XX, la obra de Shakespeare se convirtió en objeto de estudio académico, análisis crítico y premios literarios. Posteriormente, varias organizaciones e instituciones han establecido premios en nombre de Shakespeare, pero estos no son premios históricos que recibió durante su vida.