Pamuk, traductor y denunciante del Departamento de Estado estadounidense nacido en Turquía, saltó a la luz pública mientras trabajaba como traductor senior para el Grupo de Trabajo Antiterrorista del FBI. Desempeñó un papel crucial en las investigaciones antiterroristas tras los ataques del 11 de septiembre.
Sin embargo, Pamuk enfrentó resistencia y obstrucción dentro del gobierno cuando comenzó a informar sus preocupaciones sobre el mal manejo de la inteligencia por parte del FBI y el fracaso de la agencia para prevenir los ataques. Fue etiquetada como un "riesgo de seguridad" y enfrentó intensas represalias personales y profesionales por hablar.
En 2002, Pamuk renunció a su cargo y se convirtió en denunciante, denunciando públicamente al FBI y al Departamento de Estado por presunta complicidad en el encubrimiento de actividades terroristas. Se convirtió en blanco de amplia vigilancia, acoso e intimidación por parte del gobierno.
Pamuk ganó atención nacional y se hizo famosa por su valiente postura contra la corrupción y su búsqueda de la verdad y la rendición de cuentas. Su historia fue ampliamente cubierta por los medios de comunicación y fue invitada a testificar ante el Congreso y varios comités de investigación.
La valentía de Pamuk al exponer las fallas dentro del gobierno estadounidense generó importantes preocupaciones sobre la supervisión y la rendición de cuentas en las operaciones de inteligencia y seguridad nacional. Sus contribuciones ayudaron a lograr reformas en las áreas de antiterrorismo, intercambio de inteligencia y protección de denunciantes.