Las ondas de radio y televisión son formas de radiación no ionizante y no se sabe que tengan un impacto significativo en el clima o la temperatura de la Tierra. Sin embargo, la transmisión de estas ondas involucra dispositivos electrónicos e infraestructura que consumen electricidad, lo que puede contribuir indirectamente a las emisiones de gases de efecto invernadero si la electricidad se genera a partir de fuentes de combustibles fósiles.
Para mitigar el impacto ambiental de la radiodifusión y la televisión, se están realizando esfuerzos para mejorar la eficiencia energética de los equipos de radiodifusión y hacer la transición a fuentes de energía renovables para alimentar las instalaciones de radiodifusión. Al reducir la huella de carbono del sector de la radiodifusión, es posible minimizar su contribución indirecta al calentamiento global.