La madre de Ángeles está inconsolable y se encierra en sí misma. No puede afrontar el dolor y la responsabilidad de criar sola a sus hijos. Ella se vuelve negligente y distante, dejando a Ángeles y sus hermanos a su suerte.
Ángeles, como hijo mayor, siente el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Intenta ser fuerte y solidario con su madre y sus hermanos, pero también alberga sentimientos de ira y resentimiento. Lucha con su propio dolor y los desafíos de crecer sin una figura paterna.
Los hermanos Ángeles también están profundamente afectados por la muerte de su padre. Se sienten perdidos y solos, y les cuesta entender por qué tuvo que dejarlos. La niña más pequeña, una niña llamada Isabel, es particularmente vulnerable y se vuelve retraída y pegajosa.
La muerte del padre de Ángeles no sólo destruye su unidad familiar, sino que también los sumerge en la pobreza y las dificultades. Pierden su hogar y se ven obligados a vivir en un apartamento pequeño y estrecho. Ángeles y su hermana mayor, Elena, tienen que abandonar la escuela para ayudar a mantener a la familia.
A lo largo de la historia, Ángeles y su familia enfrentan los desafíos del dolor, la pérdida y la pobreza. Aprenden a confiar unos en otros y encuentran fortaleza en sus experiencias compartidas. Ángeles emerge como un joven resistente e ingenioso que hace todo lo posible para mantener unida a su familia durante este momento difícil.