La gente del pueblo de Salem tenía miedo de las brujas. Esto se debió a una combinación de factores, incluido el clima religioso de la época y la dinámica social del pueblo. Los puritanos, que fundaron la aldea de Salem, creían que las brujas eran reales y que constituían una amenaza para la comunidad. Esta creencia se vio reforzada por el hecho de que muchas personas en la aldea habían experimentado eventos inusuales o inexplicables, como enfermedades repentinas o pérdidas de cosechas. Además, la aldea estaba dividida en facciones y las acusaciones de brujería se utilizaban a menudo como forma de resolver disputas. Esta combinación de factores creó un clima de miedo y sospecha que condujo a los juicios por brujería de Salem.