- Su naturaleza apasionada y celosa: El amor de Otelo por Desdémona es intenso y devorador, pero también va acompañado de un miedo profundamente arraigado a la traición y la pérdida. Esto lo hace vulnerable a las mentiras y manipulaciones de Iago, que juegan con sus inseguridades y avivan sus celos.
- Su confianza en Iago: Otelo ve a Yago como un amigo leal y honesto, y confía implícitamente en él. Esta confianza lo ciega ante la verdadera naturaleza de Yago y lo motiva a aceptar sin lugar a dudas las falsas acusaciones de Yago contra Desdémona.
- Su falta de autocontrol: Cuando Otelo se convence de la infidelidad de Desdémona, sufre un ataque de ira que le lleva a asesinarla. Sus arrebatos violentos y apasionados revelan su incapacidad para controlar sus emociones y son, en última instancia, responsables de su caída.
- Su aislamiento social: Como hombre negro en una sociedad mayoritariamente blanca, Otelo se siente como un extraño y carece del apoyo y compañía de personas que realmente lo comprendan. Esto lo hace aún más vulnerable a los planes de Iago, ya que no tiene a nadie a quien acudir en busca de orientación o consejo.
- Su incapacidad para reconocer la verdadera naturaleza de Yago: A pesar de los indicios y pistas que apuntan a la villanía de Yago, Otelo permanece obstinadamente ajeno a su duplicidad. Su confianza en Iago es absoluta y se niega a considerar la posibilidad de que su amigo de confianza lo esté engañando. Esta ceguera, en última instancia, provoca su caída.