A lo largo de la historia de la humanidad, las danzas de la lluvia han tenido una importante importancia cultural y religiosa, particularmente en sociedades agrícolas que dependen en gran medida de las lluvias para sus cultivos y medios de vida. Las ceremonias suelen implicar movimientos simbólicos, música, cánticos y el uso de objetos tradicionales como cascabeles, tambores y plumas.
Algunas comunidades indígenas de América del Norte, África y Australia todavía realizan danzas tradicionales de la lluvia, mientras que algunas versiones modernizadas pueden integrarse en festivales o eventos culturales. En determinadas partes del mundo, las danzas de la lluvia también se han convertido en una forma de expresión artística y patrimonio cultural.