El pole dance a menudo se ha asociado con el entretenimiento para adultos, lo que ha llevado a algunos a verlo de forma negativa. En el mundo occidental, ha sido estigmatizado como provocativo, sexual o asociado con el trabajo sexual comercial. Sin embargo, esta percepción no es universal.
En los últimos años, el pole dance ha ganado reconocimiento como una forma legítima de ejercicio, arte y deporte, y su imagen ha evolucionado. Mucha gente lo practica por motivos de fitness, expresión artística y empoderamiento personal, independientemente del género, la edad o el tipo de cuerpo. Las competiciones de pole dance y las clases de fitness se han vuelto cada vez más populares, promoviendo la positividad corporal y celebrando el atletismo y la fuerza necesarios en esta forma de baile.
Es esencial desafiar las nociones preconcebidas y reconocer que cualquier forma de danza puede ser expresiva, artística y físicamente exigente sin conllevar ningún valor inherente negativo o positivo. Que el pole dance se considere bueno o malo depende del contexto, el propósito para el que se practica y las preferencias y valores personales del individuo.