En muchas culturas, la danza es una parte integral de los rituales, ceremonias y celebraciones religiosas. Por ejemplo, en el hinduismo, la danza se considera una forma de arte sagrado y se utiliza para adorar a los dioses y diosas. En las culturas africanas, la danza se utiliza a menudo para contar historias, comunicar emociones y expresar identidad cultural. En la cultura occidental, la danza tiene una larga historia como arte escénico y forma de entretenimiento social.
La relación entre danza y cultura es dinámica y en constante evolución. A medida que las sociedades cambian, también lo hacen las formas de danza asociadas con ellas. Surgen nuevas formas de danza, mientras que las formas más antiguas pueden desaparecer en la oscuridad. Sin embargo, la esencia de la danza como forma de expresión humana sigue siendo la misma y sigue desempeñando un papel vital en culturas de todo el mundo.
En última instancia, la respuesta a la pregunta de si la danza define la cultura o define a sí misma es ambas cosas. La danza puede verse como un reflejo de la cultura, pero también es una fuerza poderosa que, a cambio, puede moldear e influir en la cultura.