Bailes de salón: Los bailes de salón eran una parte esencial de la vida social de las clases altas de Europa y América. Los eventos sociales como bailes y veladas brindaron oportunidades para que las personas se reunieran, socializaran y participaran en bailes formales. Los bailes de salón populares de la época incluían el vals, la cuadrilla, la polca y la mazurca.
Cotillones: Los cotillones eran bailes formales caracterizados por una coreografía intrincada y reglas de etiqueta específicas. Los cotillones servían como un ritual de cortejo en el que hombres y mujeres jóvenes solteros interactuaban y mostraban sus gracias sociales.
Ballet: El ballet experimentó un período de florecimiento a principios del siglo XIX. El ballet romántico surgió como un estilo dominante, enfatizando la expresión emocional, movimientos etéreos y escenografías elaboradas. Bailarinas famosas como Marie Taglioni y Fanny Elssler cautivaron al público con sus elegantes actuaciones.
Danzas Folclóricas: En las zonas rurales y entre la clase trabajadora, las danzas folclóricas tradicionales siguieron desempeñando un papel vital en la vida comunitaria. Estos bailes se transmitieron de generación en generación y reflejaban culturas y tradiciones regionales. Las danzas folclóricas sirvieron como expresiones de alegría, cortejo, narración de cuentos y cohesión social.
Danza Teatral: La danza ocupó un lugar destacado en producciones teatrales y espectáculos de vodevil. Los bailarines profesionales demostraron sus habilidades en actuaciones en solitario, dúos y rutinas grupales. Las secuencias de danza mejoraron la narración y agregaron espectáculo a las representaciones teatrales.
Educación en danza: La enseñanza de la danza se hizo popular entre las clases altas. Se consideraba una parte esencial de una educación refinada, enfatizando la elegancia, el aplomo y la etiqueta social. Los maestros de baile enseñaban diversas formas de danza a hombres y mujeres jóvenes en clases privadas o academias de baile.
Inspiración artística: La danza sirvió de inspiración para otras formas de arte, en particular la pintura y la escultura. Los artistas capturaron los elegantes movimientos y las expresiones emotivas de los bailarines en obras de arte, resaltando la belleza estética de la danza.
En resumen, la danza de principios del siglo XIX tenía un significado social, recreativo y artístico.