En la obra, Soyinka utiliza la danza como metáfora de la lucha entre el bien y el mal. La danza es una actuación ritual llena de simbolismo. Los bailarines se mueven en círculo, lo que representa el ciclo de la vida. La danza también va acompañada de música, que representa el poder del sonido. La música es a veces lenta e inquietante, y a veces rápida y enérgica. El baile y la música crean una sensación de tensión y emoción, que aumenta a medida que avanza la obra.
El clímax de la obra ocurre cuando Demoke y Mata Kharibu se enfrentan en un baile final. La danza es una batalla entre el bien y el mal, y el resultado de la danza determinará el destino del mundo. Demoke baila con toda su fuerza y pasión y finalmente derrota a Mata Kharibu. La derrota de Mata Kharibu representa el triunfo del bien sobre el mal y trae paz y armonía al bosque.
La danza en el bosque es un poderoso símbolo de la lucha entre el bien y el mal. Es un recordatorio de que esta lucha siempre está presente en nuestras vidas y que siempre debemos estar preparados para luchar por lo que es correcto.