Un día, se topan con una gran suma de dinero en un campo y deciden utilizarla para mejorar sus vidas. Sin embargo, su nueva riqueza los lleva rápidamente por un camino de codicia y corrupción. Morissot se obsesiona con el dinero y comienza a perder el control de la realidad. Se vuelve paranoico y sospechoso, y finalmente acusa a su amigo de intentar robarle.
El clímax de la historia ocurre cuando Morissot finalmente confronta a Sauvage sobre sus sospechas. En un ataque de ira, ataca a su amigo e intenta estrangularlo. En ese momento, el narrador interviene y revela que toda la historia ha sido producto de la febril imaginación de Morissot.
En realidad, Morissot y Sauvage nunca han encontrado dinero y siguen viviendo en la pobreza. El clímax de la historia, por tanto, llega cuando Morissot se da cuenta de que sus sueños de riqueza y felicidad no eran más que una ilusión. Esta comprensión es un golpe devastador para Morissot, y la historia termina con él cayendo en la locura.