Una crítica a la ley veneciana en la obra es su estricta aplicación de los contratos, independientemente de las circunstancias. Esto es evidente en el caso de Shylock, el prestamista judío que exige una libra de carne a Antonio, un comerciante cristiano, como pago de un préstamo. La ley veneciana respalda la afirmación de Shylock, aunque parezca dura e injusta. Esta inflexibilidad de la ley plantea dudas sobre su equidad y humanidad.
Otro aspecto de la ley veneciana que se critica en la obra es su prejuicio contra los judíos. Shylock es objeto de discriminación e insultos a lo largo de la obra, y sus derechos como ciudadano son ignorados simplemente por su religión. Esta representación refleja el antisemitismo que prevalecía en la sociedad veneciana durante la época en que se escribió la obra.
Sin embargo, la obra también reconoce la importancia de la ley para defender la justicia y resolver conflictos. El duque de Venecia, que preside el juicio entre Shylock y Antonio, finalmente encuentra una manera de salvar la vida de Antonio respetando al mismo tiempo la ley. Esto demuestra la capacidad de la ley para adaptarse a circunstancias cambiantes y, en última instancia, servir al bien mayor de la comunidad.
En resumen, "El mercader de Venecia" presenta una visión multifacética del derecho de Venecia. Si bien la obra resalta ciertas fallas e injusticias en el sistema legal, también reconoce la importancia de la ley para mantener el orden y la justicia dentro de la ciudad-estado. La descripción que hace Shakespeare de la ley es compleja y matizada, y refleja tanto las fortalezas como las debilidades del sistema legal en Venecia durante el período del Renacimiento.