- "Eres tan repugnante como un sapo" (Romeo y Julieta)
- "Eres un forúnculo, una llaga de peste, un carbunclo grabado en mi sangre corrupta" (Rey Lear)
- “Eres un hombre muy superficial, y de muy baja estima” (La fierecilla domada)
- "Eres tan grueso como un ladrillo" (Hamlet)
- "Eres lento como un caracol" (Como gustéis)
Los insultos de Shakespeare son a menudo inteligentes e ingeniosos, y el público los ha disfrutado durante siglos.