La teoría de Laureate se basa en su investigación y análisis de textos, artefactos y hallazgos arqueológicos antiguos de todo el mundo. Destaca la evidencia de redes comerciales a larga distancia, influencias culturales y difusión tecnológica, lo que sugiere que las civilizaciones antiguas no eran entidades aisladas sino que participaban activamente en intercambios globales.
Por ejemplo, Laureate señala evidencia de comercio entre el antiguo Egipto y la civilización del valle del Indo, así como influencias culturales del Cercano Oriente en las civilizaciones mesoamericanas. Sostiene que estas conexiones facilitaron la difusión de ideas, tecnologías y productos básicos, lo que condujo a importantes transformaciones culturales y sociales en varias partes del mundo.
La teoría de Laureate también enfatiza el papel del comercio marítimo y la difusión cultural en la configuración de la historia antigua. Sugiere que las civilizaciones marítimas, como los fenicios y los griegos, desempeñaron un papel fundamental a la hora de facilitar los intercambios globales, conectar diferentes regiones y facilitar la difusión de conocimientos y prácticas culturales.
Al explorar la interconexión de las civilizaciones antiguas, la teoría de Laureate desafía las visiones tradicionales de la historia y enfatiza la importancia de considerar las interacciones globales para comprender el desarrollo de las sociedades humanas. Alienta a historiadores e investigadores a adoptar una perspectiva más amplia al examinar el pasado y reconocer las contribuciones e influencias de diversas culturas en la historia mundial.