1. Morera (Μορέα): Se utiliza por sus propiedades astringentes para detener hemorragias y tratar heridas.
2. Ajo silvestre (Σκόροδον): Conocido por sus propiedades antibacterianas y antisépticas, se aplicaba en heridas y se utilizaba como expectorante para problemas respiratorios.
3. Amapola (Μήκων): La savia lechosa de las semillas de amapola se utilizaba como analgésico e inductor del sueño.
4. Beleño (Υοσκύαμος): Esta planta tiene propiedades alucinógenas y ocasionalmente se utilizaba como anestésico durante procedimientos quirúrgicos.
5. Woundwort (Δικταμνον): Se creía que tenía propiedades curativas y se aplicaba directamente sobre las heridas.
6. Mandrágora (Μανδραγόρας): La raíz de esta planta se utilizaba como sedante y analgésico.
7. Centauro (Κενταύριον): Se utiliza para tratar diversas dolencias, incluidos problemas estomacales y heridas.
8. Manzanilla (Άνθεμις): Conocido por sus propiedades antiinflamatorias y se utilizaba para calmar la piel y los ojos irritados.
Además de los remedios a base de hierbas, Homero también menciona el uso de pociones elaboradas con partes de animales y encantamientos mágicos. Un ejemplo notable es el uso de Nepenthe, una droga que trae el olvido y alivia el dolor.
Las prácticas quirúrgicas también eran parte integral de la medicina griega antigua, como se describe en La Ilíada. Los cirujanos utilizaban herramientas como bisturís, suturas y sondas para tratar las heridas en el campo de batalla. A veces era necesaria la amputación para heridas graves y se utilizaba la cauterización para detener el sangrado.
Es importante señalar que, si bien la medicina griega antigua contribuyó significativamente al desarrollo de la medicina occidental, muchas de estas prácticas se basaron en observaciones empíricas más que en conocimientos científicos. A medida que el conocimiento médico avanzó con el tiempo, algunos de los remedios y prácticas mencionados en La Ilíada eventualmente serían reemplazados por tratamientos más efectivos y con base científica.