Si bien muchos dramaturgos isabelinos crearon personajes comunes, como el villano, el héroe y el payaso, los personajes de Shakespeare suelen ser complejos y multifacéticos. Tienen fortalezas y debilidades y sus motivaciones a menudo no están claras. Esto los hace más interesantes y identificables que los personajes típicos de otros dramaturgos.
Por ejemplo, el personaje de Shakespeare, Hamlet, es una figura compleja y trágica. Es inteligente y elocuente, pero también indeciso y propenso a la melancolía. Se debate entre su deber de vengar la muerte de su padre y su amor por Ofelia. Hamlet es un personaje complejo que no puede clasificarse fácilmente como bueno o malo.
Otro ejemplo de los complejos personajes de Shakespeare es Lady Macbeth. Es ambiciosa y despiadada, pero también cariñosa y devota de su marido. La impulsa su deseo de poder, pero también siente culpa y remordimiento por sus crímenes. Lady Macbeth es un personaje complejo y fascinante, a la vez malvado y comprensivo.
Los complejos personajes de Shakespeare son una de las razones por las que sus obras han seguido siendo populares durante siglos. Continúan fascinando y atrayendo al público porque son muy reales y relacionables.