Esta frase se alinea con el concepto de karma, que se encuentra en varias tradiciones filosóficas y espirituales, que postula que las acciones de uno tienen consecuencias que inevitablemente regresarán a ellas de alguna forma. Los actos malvados a menudo se consideran perjudiciales y perjudiciales tanto para el individuo que los comete como para la sociedad que los rodea.
Al invocar la "ira", sugiere que las consecuencias que enfrentan los malvados pueden ser de naturaleza severa o destructiva, lo que implica que se avecina retribución. El mensaje subyacente es de rendición de cuentas y justicia, y enfatiza que quienes cometen actos perversos no pueden esperar escapar indefinidamente de las consecuencias de sus acciones.